Marisa Nolasco
Ministeriales de la Fiscalía de Puebla amedrentaron en su domicilio a una mujer que denunció a su expareja sentimental por violar a su hija en Cuautlancingo.
“Tres agentes se presentaron en mi domicilio para decirme que no siguiera haciendo público mi caso”, reveló Ana este miércoles 17 de diciembre de 2025.

La mujer tiene 13 meses y 10 días esperando a que su expareja sentimental sea detenido por la Fiscalía General del Estado (FGE) y deje de acecharlas afuera de su casa, en las calles que transitan y los sitios que frecuentan.
De acuerdo a la denuncia que interpuso el 7 de noviembre de 2024, Antonio es acusado de violación equiparada en contra de su hijastra, quien en ese entonces tenía 12 años de edad.
Según la menor, el hombre la amenazaba con un arma de fuego para que no lo denunciara y abusó de ella durante medio año en el domicilio donde vivían.
Cuando le confesó a su madre lo que estaba pasando, acudieron ante el Ministerio Público a denunciar y desde entonces esperan que se haga justicia.
Ana le ha proporcionado toda la información, ubicaciones y ha llevado a los agentes a los domicilios donde habita Antonio o podría esconderse.
Después de verse sorprendido, el hombre solo se ocultó un par de meses y después volvió a las calles, acechando a sus víctimas.
En una ocasión Antonio irrumpió en la vivienda, en el momento que la menor y su hermanita estaban solas. Una vecina se percató del momento en el que el hombre se brincó la barda y llamó a la policía.
Esto evitó que el hombre la agrediera nuevamente. Sin embargo, ante la inacción de la Fiscalía y ahora las amenazas de los policías ministeriales, Ana y sus hijas se sienten más expuestas.
La menor abandonó la escuela durante un ciclo escolar completo, ante el temor de encontrarse a su agresor. Este septiembre regresó con miedo a clases.
Sin embargo su tranquilidad se vio vulnerada nuevamente, pues la pequeña ha captado a Antonio y sus sobrinos acechándola afuera de la escuela.
Ana presume que Antonio corrompió a los ministeriales, pues aunque les ha llamado por teléfono insistiendo, le ponen varios pretextos y no lo detienen, pese a que hay pruebas de las agresiones.
